La energía de las artes marciales no busca quebrar, no va en contra, sino a favor. La maestría consiste en conducir y fluir, más que en imponer. Trabajando con las articulaciones de un compañero, podemos movernos en ángulos dolorosos o podemos envolverlas en espiral. Lo primero duele, tensa. Lo segundo acuna, acoge, guía con amor.
Prefiero lo segundo.
Lucas
martes, 16 de enero de 2007
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