domingo, 3 de junio de 2007

Una cuerda de barco...


Somos como una cuerda de barco...
formadas por cuerdas más pequeñas trenzadas...
formadas por hebras más pequeñas trenzadas...
formadas por hilos más pequeños trenzados...
formados por filamentos más pequeños trenzados...

a veces me gusta ponerme a pensar en todos los filamentos que conforman mi ser. Sin orden, y así como me salen, puedo mencionar

mi hijo Fabián, mi ser padre
la familia Chen
mis hermanos
mis amigos
mi casa
mi kung fu
mi pasión por enseñar, por encender la pasión en mis alumnos
mi cocinar en invierno
mi andar en bicicleta
mi gusto por el agua caliente y el agua helada en los ejerciciós de Iván
mi disciplina
mis ancestros
mi gusto por dormir siesta los sábados
mi padre
mi medicina china
mi escepticismo
mis ganas de viajar
mi hada madrina
mis recuerdos
mis fotos
el masaje
mis sopas medicinales de invierno
mi placer
mis cafés en invierno
mi cama con plumón nuevo
mis fotos (sí, de nuevo mis fotos)
mis viajes (los que ya he hecho)
mi ser argentino
mi comunicar
mis cosas por lograr
mis Maestros

la lista sigue, pero dejo otras hebras para después...

Lucas

el inicio...


"Desde el gran espejo cósmico
sin comienzo ni final
se manifestó la sociedad humana.

En aquel momento surgieron liberación y confusión.
Cuando aparecieron el temor y la duda
frente a la confianza que es primordialmente libre,
se alzaron innumerables huestes de cobardes.

Cuando en la confianza que es primordialmente libre
se halló ejemplo a seguir y deleite,
se alzaron innumerables huestes de Guerreros.

Y las multitudes innumerables de cobardes
se ocultaron en cavernas y selvas.
Mataron a sus hermanos para comerse su carne,
siguieron el ejemplo de las bestias,
provocaron el terror unos en otros;
se quitaron así la propia vida.
Atizaron un inmenso fuego de odio,
enturbiaron sin cesar el río de la lujuria,
se sumieron en el fango de la pereza:
así apareció la edad del hambre y las plagas.

De quienes se dedicaron a la confianza primordial,

Las múltiples huestes de Guerreros,

Algunos fueron a las altas montañas

A erigir hermosos castillos de cristal.

Otros, a comarcas de bellos lagos e islas

A levantar hermosos palacios

Y otros más a las plácidas llanuras

Fueron a sembrar arroz, cebada y trigo.

Siempre sin conflictos ni disputas

Amables siempre, generosos.

Sin recibir estímulo, mediante la insondabilidad inherente

Estuvieron siempre dedicados al Ridgen imperial.”

Del libro “Shambhala” de Chögyam Trungpa
Editorial Kairós - Barcelona


Cuando leí este párrafo por primera vez, supe que hablaba del inicio. Ahí se gestó todo, ahí cada uno de nosotros tomó su bandera. Ahí decidimos, si trabajar para el reino de las tinieblas o para el del Sol del Gran Este. A veces siento que no hay puntos medios, no hay posturas conciliadoras entre estas fuerzas. O ponemos el corazón en la luz o en la oscuridad. ¿Te acuerdas?