martes, 16 de enero de 2007

sentir y temer

A menudo me encuentro más preocupado de no salir dañado de las situaciones que de sentirlas intensamente. Cuando inicio un movimiento, físico o mental, mi atención va con frecuencia dirigida a no sentir dolor, a no lesionarme, a cuidarme.

Quiero trabajar más en el sentir, en vivir a fondo, en poner mi atención en el movimiento y el fluir más que en las consecuencias que ello traiga.

Eso quiero para mi.

Lucas

envolver, quebrar

La energía de las artes marciales no busca quebrar, no va en contra, sino a favor. La maestría consiste en conducir y fluir, más que en imponer. Trabajando con las articulaciones de un compañero, podemos movernos en ángulos dolorosos o podemos envolverlas en espiral. Lo primero duele, tensa. Lo segundo acuna, acoge, guía con amor.

Prefiero lo segundo.

Lucas

Controlar, soltar, fluir

Queremos tener el control. Queremos manejar. Queremos, en última instancia, dominar. A nuestra pareja, a nuestros hijos, a nosotros mismos, no importa.

Hoy, practicando artes marciales, entendí que en vez de fluir en el conflicto, estaba tratando de aferrarme al centro de la esfera, tomar posesión de él y llevar al otro, más o menos fluidamente, hacia donde YO quería (la negrita y el tamaño de la palabra "yo" no son coincidencia...). Cuando Fernando me mostró que dejando mi famoso ego de lado podía dejar que la cosa simplemente "ocurriera", algo sucedió y todo fluyó mejor. Creo que por primera vez me di cuenta de que siempre quiero tener el control, tal vez en el buen sentido de la palabra, pero casi nunca me abandono al fluir de la energía. Siempre quiero conducir, ser protagonista. ¡A mi ego no le gusta ser extra, quiere ser actor principal!

Creo que detrás de mi actitud hay una falta de confianza en la vida misma, hay la convicción de que si no "hago" o "ejecuto" las cosas, éstas no sucederán por sí mismas. Creo que es una actitud muy "masculina" en el sentido de macho, cazador, guerrero que sale al mundo para dominarlo.

Este año quiero abrir mis manos y dejarme llevar por la corriente del río Los Sosa del camino a Tafí del Valle...suave a veces, potente otras, pero dejarme llevar, no estar siempre remando o tocando el tambor de las galeras! ;-)

lucas (guardando los remos...)

Unirse y separarse

Cuando dos personas entran en conflicto, suelen echar mano a la fuerza para dirimirlo. Las artes marciales nos enseñan que la mejor estrategia es escuchar, atender, recibir y canalizar la fuerza del otro. Para llegar juntos a algo superior, es posible encontrar una solución dinámica, no violenta al problema. Esto requiere, muchas veces, encontrar los puntos de acuerdo, los espacios vacíos que no han sido explorados. Requiere que uno esté conectado con su centro y que se mueva desde él, no tanto desde los brazos, la cabeza o las manos. En última instancia, la mejor manera de resolver la disputa es centrarse, escuchar la intención del otro y trabajar juntos para hacer de ese encuentro algo creativo, "grande" en el mejor sentido de la palabra.

Para moverse con el otro hay que unirse a él. Puedo estar lejos y tironearlo para que me siga. Puedo estar cerca y empujarlo para que caiga de espaldas y se haga daño. Pero en ninguna de estas acciones hay armonía. Solo abrazándolo con mi energía amorosa puedo lograr moverlo con suavidad y lucidez.

Rara vez se resuelve un problema con la oposición frontal, con el choque de opiniones. Puede que el conflicto se aplaste, pero sigue allí, vivo bajo el zapato de quien puso el pie encima.

Lo repito para estar seguro de que entendí: centrarse, extender el qi, escuchar, conducir.

Lucas