miércoles, 4 de julio de 2007

la nutrición del Guerrero


En el exterior, la fuerza yang.
En el interior, la fuerza yin.

El yang se expande, mueve, transforma, empuja.
El yin contrae, concentra, atesora, enfría. Y sobre todo, nutre.

Los Guerreros no debemos olvidar que nuestra fuerza no es propia, sino ajena.
No es de Dios.
No es del Linaje.
Es de nuestras princesas.

Y en su regazo podemos llegar a ser solo niños asustados, débiles e indefensos.
No somos nada, absolutamente nada. Los Guerreros no somos absolutamente nada.

Y desde allí,
desde esa aceptación, podemos fortalecernos en la conciencia de nuestra fragilidad.

Pero primero, el ego debe morir tres veces.

Y desde allí, nutrido por el yin del útero, renacer.

Frágil e indefenso, pero renacer. La vida se encargará del resto.

Om Mani Peme Hum


(Imagen tomada de http://flickr.com/photos/wickedlittledoll/94797220/)

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